Las recientes inundaciones en África occidental y central han causado una devastación sin precedentes, dejando más de 1,000 muertos y destruyendo cientos de miles de viviendas. Las intensas lluvias, que desbordaron ríos y represas, han afectado a hasta cuatro millones de personas en la región, forzando a cerca de un millón a abandonar sus hogares.
Las autoridades de varios países han reportado un aumento alarmante en las cifras de mortalidad. En Nigeria, por ejemplo, se han contabilizado al menos 200 muertes, cifra que ha aumentado a medida que las aguas han inundado áreas previamente seguras. En Níger, el número de fallecidos supera las 265, mientras que en Chad se reportan 487 muertes. Malí también se enfrenta a su peor crisis de inundaciones desde la década de 1960, con al menos 55 fallecimientos confirmados.
Los impactos de estas inundaciones son severos, afectando no solo la infraestructura sino también los servicios esenciales. En Maiduguri, un hospital importante sufrió daños significativos cuando su planta baja se inundó, destruyendo equipos críticos y comprometiendo el tratamiento de enfermedades. Además, las inundaciones han arrastrado cocodrilos y serpientes del zoológico hacia las comunidades, lo que representa un nuevo peligro para los sobrevivientes.
Inundaciones agravan crisis humanitaria en África
Las inundaciones no solo han devastado hogares y comunidades, sino que también han agravado una crisis humanitaria ya existente en la región. Muchas áreas afectadas ya lidiaban con conflictos, desplazamientos y pobreza, lo que ha dificultado la respuesta de las autoridades y organizaciones humanitarias. En Nigeria, la ONU ha señalado que necesita urgentemente 927 millones de dólares para atender las necesidades de la población, pero solo cuenta con menos de la mitad de esa cifra.
Además, se anticipa que las condiciones climáticas empeoren, con pronósticos de lluvias aún más intensas hacia finales del año. Esta situación resalta el impacto del cambio climático en África, donde la población enfrenta retos crecientes a pesar de que el continente contribuye de manera mínima a las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
¿Qué dicen los expertos?
Expertos advierten que, aunque es inevitable que ocurran desastres naturales, se pueden tomar medidas para mitigar sus efectos. Mejorar las infraestructuras, como sistemas de drenaje y alertas tempranas, es crucial para enfrentar estos fenómenos. Sin embargo, la falta de financiamiento y recursos representa un obstáculo significativo para la recuperación y adaptación a largo plazo en la región.