Un día como hoy, hace siete años, el cubano José Fernández perdió la vida y dejó en duda una carrera que prometía perdurar en el tiempo debido a su gran talento en el montículo.
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El lanzador, nacido en Cuba en 1992, fue elegido en la posición 14 de la primera ronda del draft de 2011 por los Marlins de Florida, ahora Miami, y logró dejar rápidamente su huella en el equipo. Tuvo su debut el 7 de abril de 2013 y recibió el Premio al Novato del Año de la Liga Nacional.
Todo esto le sirvió al serpentinero para llegar a formar parte de dos Juegos de Estrellas de las Grandes Ligas. Además, fue el segundo cubano en la historia de los Marlins para lanzar en el Opening Day luego de Livan Hernandez, quien lo hizo en 1998.
Un accidente en barco
El joven de 24 años perdió la vida en la madrugada del 25 de septiembre de 2016 cuando iba en su barco, junto a dos amigos, y terminó chocando con un rompeolas en la zona de Government Cut, en las cercanías del puerto de Miami.
Luego, las investigaciones del accidente determinaron que Fernández era el que estaba conduciendo la embarcación y encontraron altos niveles de alcohol y drogas en su sangre.
Un futuro prometedor
Fernández era considerado como uno de los mejores brazos de las Grandes Ligas, al rozar las 100 millas por hora con sus lanzamientos, y estaba entre las estrellas de la MLB. En su última temporada con Miami, consiguió un récord de 253 ponches y dejó una efectividad en su carrera de 2.58, liderando a todos los cubanos en el béisbol estadounidense.
Su muerte conmocionó al mundo del béisbol, especialmente a la comunidad cubana dentro de Florida, ya que era uno de los ídolos del equipo y de la ciudad. Incluso, los Marlins decidieron retirar la dorsal 16, que era usada por Fernández, en honor a uno de los mejores lanzadores que tuvo el equipo, pese al poco tiempo que estuvo en la organización. Así fue el impacto de «El Niño» dentro y fuera del campo de juego.