El presidente Luis Abinader reveló este viernes que la pobreza monetaria en el país descendió a su nivel más bajo registrado, alcanzando el 18.9% en el primer semestre de 2024. Esta cifra representa una notable disminución desde el 25.8% en 2019 y el 23% en 2023, a pesar de los desafíos de la pandemia y la guerra.
Abinader atribuyó estos resultados a una política que fomentó la confianza en las inversiones, creando empleo y oportunidades. Durante su segunda juramentación presidencial, también destacó el fortalecimiento de los programas sociales, incluyendo el programa SÚPÉRATE, que ahora cuenta con un Bono de Emergencia.
“Duplicamos la ayuda alimentaria y aumentamos los subsidios de gas y electricidad, beneficiando a un millón y medio de hogares”, señaló. Además, subrayó el incremento del gasto en protección social, la construcción de viviendas para sectores vulnerables y la mejora del acceso al agua potable.
En términos de alimentación, el presidente mencionó que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la República Dominicana redujo la subalimentación del 8.3% en 2018-2020 al 4.6% en 2021-2023, lo que representa una disminución del 45%.
En cuanto al empleo, Abinader destacó que el país alcanzó un récord de trabajadores activos y que el desempleo cayó al 5% en los últimos tres años. Además, el salario mínimo promedio creció un 14% por encima de la inflación, mejorando el poder adquisitivo de los dominicanos.
El mandatario también señaló que la República Dominicana ahora figura en la categoría de Desarrollo Humano Alto en el índice de Naciones Unidas y que el PIB per cápita llegó a 11,200 dólares en 2023, consolidando al país como una economía de ingresos medios.
Según Abinader, este éxito económico se debe al apoyo a la inversión privada y a un gobierno que refuerza la institucionalidad, la honestidad y la eficiencia en el uso de fondos públicos, con una gran inversión social.
Enfatizó que el futuro del país debe ser decidido en conjunto, sin depender de personalismos caudillistas ni líderes mesiánicos.
