Santo Domingo.– Cada año, durante el Viernes Santo, muchos dominicanos evitan consumir carne roja como parte de una tradición religiosa que se ha mantenido viva a través de generaciones. Esta costumbre proviene de la Iglesia Católica, que promueve la abstinencia y el ayuno como actos de sacrificio y recogimiento espiritual en conmemoración de la muerte de Jesucristo.
La carne roja, asociada históricamente al lujo y la celebración, se considera inadecuada para un día solemne como el Viernes Santo. En su lugar, los creyentes suelen optar por platos más sencillos como pescados, mariscos, legumbres y vegetales. Esta práctica no solo refleja un acto de fe, sino también una expresión cultural que ha trascendido el ámbito religioso.
En la República Dominicana, esta tradición se acompaña de una rica gastronomía que incluye bacalao guisado, moro de guandules, sopa de pescado, berenjenas y los infaltables postres como habichuelas con dulce. Más allá de lo culinario, el no comer carne en este día busca fomentar la reflexión, la humildad y la solidaridad, valores esenciales para vivir el verdadero significado de la Semana Santa.