Amigo, esa palabra tan cargada de significado y emoción evoca imágenes de risas compartidas, aventuras intrépidas y momentos de profunda conexión.
Un amigo es más que un compañero; es un faro que ilumina el camino en los momentos oscuros y un eco constante de alegría en los días más brillantes.
Es por eso que, cuando un amigo se va, el dolor y la pérdida que se experimentan pueden ser abrumadores.
Para Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, conocido por su libro “El hombre en busca de sentido”, el proceso de duelo es una travesía complicada y personal que varía para cada persona.
Desde el impacto inicial hasta la aceptación final, se pasa por una serie de etapas emocionales que desafían y transforman a la persona.
La negación, la ira, la tristeza y la aceptación son sólo algunas de las etapas por las que navegan mientras intentan comprender y aceptar la realidad de la pérdida.
Frankl, ofrece una perspectiva sobre encontrar significado en el sufrimiento: “Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos enfrentamos al desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
Esta reflexión puede ser útil para abordar cómo el duelo transforma y cómo se puede crecer a través del proceso de aceptar la pérdida de un amigo.
Destaca que “el duelo es una experiencia compartida por muchos, y encontrar consuelo en el apoyo de amigos, familiares y seres queridos puede ser fundamental para superar el dolor.
Es recomendable permitirse sentir todas las emociones que surgen, sin juzgarse, y buscar ayuda si se necesita apoyo adicional para sobrellevar el duelo. Es importante recordar que el duelo es un proceso individual”.
El Día