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El dominicano que llegó sin saber cocinar y se convirtió en el mejor chef de Aragón

Reynol Osorio nació en Andrés, Boca Chica, creció en San Pedro de Macorís y emigró hace 15 años a España. No tenía experiencia en cocina ni grandes planes de vida fuera del país. Lo que sí tenía era amor: por Sonia, una trabajadora social española que conoció mientras él trabajaba en hostelería en República Dominicana.

Cuando ella le propuso irse a vivir juntos a España, Reynol aceptó. Nunca había salido del país, ni sabía a qué se dedicaría. Llegó en pleno invierno a Albarracín, un pequeño pueblo en Teruel, y se encontró con una vida completamente diferente: frío, costumbres nuevas y miradas curiosas.

El inicio inesperado

Su suegro tenía un restaurante de comida tradicional aragonesa y le ofreció trabajar en la cocina. Aunque al principio no lo convencía la idea —»nunca me imaginé cocinando», confiesa—, aceptó. Y ahí empezó todo.

Sin tener formación previa, se dejó llevar por la curiosidad. Descubrió que le gustaba cocinar, que tenía talento y que podía aprender. Estudió cocina en la Escuela de Hostelería de Teruel, luego se especializó en técnica culinaria de vanguardia en el prestigioso Basque Culinary Center, y después hizo un posgrado en elaboraciones dulces en Gasma CEU, en Castellón.

También trabajó junto al reconocido chef Ricard Camarena (dos estrellas Michelin) y pasó por restaurantes de alto nivel, como la Hospedería El Batán. Pero nunca se alejó de la cocina familiar que aprendió con su suegro —ni de los sabores de su infancia en RD.

El premio que lo cambia todo

En 2025, Reynol ganó el XXII Certamen de Cocina de Aragón Lorenzo Acín, lo que lo convirtió en el mejor cocinero de Aragón. Un logro que no solo lo llena de orgullo, sino que le abre las puertas a representar a esa comunidad en el certamen nacional de cocina de España.

“Ser el mejor cocinero de Aragón es resultado de muchos sacrificios”, dice. «Aún me siento con un revoltijo en el estómago, como cuando te enamoras por primera vez».

Y no exagera: la competencia fue intensa. Tuvo que preparar sus platos en tres horas, integrar un ingrediente secreto y enfrentarse a chefs con experiencia en restaurantes con estrellas Michelin. Pero Reynol lo logró.

Con sabor a RD

Aunque cocina platos locales, siempre encuentra forma de integrar ingredientes, recuerdos o técnicas de su tierra. “Los sabores de la comida de mi madre, sobre todo en Navidad, los llevo en el alma”, dice.

Además, tiene un sueño claro: volver a República Dominicana para abrir un restaurante o una escuela gastronómica. “Quiero devolverle al país todo lo que he aprendido en Europa”, dice. También quiere que sus hijos —uno de los cuales aún no conoce la isla— sientan el calor de su tierra.

De Boca Chica a la élite

Reynol dice que nunca ha enfrentado racismo directo, pero sí notó prejuicios al principio. “Era nuevo, dominicano, en un pueblo de mil personas. La gente se quedaba mirándome en las ventanas”, recuerda. Incluso fue detenido por la Guardia Civil, que no creía que supiera conducir tras poco tiempo en el país.

Pero él se enfocó en trabajar, aprender y adaptarse. “Quería que mis hijos vean que uno puede llegar lejos si se lo propone”, dice. Y vaya si lo logró.

Pasó de no saber cortar una cebolla a ser el mejor chef de Aragón. De vivir en un barrio costero de RD a representar a una comunidad entera en la élite gastronómica de España. Reynol Osorio es prueba viviente de que sí se puede.