Sentarse a hablar —o a pelearse por una chancleta— con mamá es uno de los grandes placeres de la vida. Las madres dominicanas no solo nos han criado: también nos han regalado sabiduría, humor, disciplina y una colección de frases que se nos quedaron grabadas… y que ahora repetimos (aunque dijimos que nunca lo haríamos).
En honor a ellas, aquí te dejamos una recopilación de esas frases legendarias que todos hemos escuchado al menos una vez en casa:
“¿Y si fulanito se tira de un puente, tú también te vas a tirar?”
Frase oficial contra la presión social. ¿Tú mencionabas a un amiguito? Ella sacaba este clásico con lógica fulminante.
“Mientras tú vivas bajo este techo se hace lo que yo diga…”
…“haces lo que yo diga”, “…aquí no duerme nadie” o “…se come lo que haya”. Todas las versiones son válidas.
“Esto no es un restaurante. Aquí se come lo que yo preparo”
¿No te gusta la sopa con calor? Mala suerte. Te la comes, y sin chistar.
“Te voy a dar una razón pa’ que llores de verdad”
Un clásico de la pedagogía con chancleta. Solo escucharla ya te quitaba las ganas de llorar.
“Recoge eso, tú no tienes sirvienta”
Y ahí ibas tú, recogiendo hasta lo que no habías botado.
“No me subas la voz / No me hables con ese tono”
Una advertencia que llegaba antes del castigo. Porque el tono también se educa.
“Un día me voy de esta casa a ver qué harás sin mí”
Y tú ya te imaginabas perdido buscando tu media… que ella siempre encontraba.
“¿Tú crees que el dinero crece en los árboles?”
Economista sin diploma, mamá sabía hacer magia con el dinero… y recordarte que no había presupuesto para caprichos.
“El que quiere moño bonito, aguanta jalones”
Sea en el salón o en la vida, si quieres resultados, tienes que aguantar.
“Las ovejas mansas maman la teta de ellas… y de las ajenas”
Traducción: si eres calladita y te portas bien, ganas más. Diplomacia, mi amor.
“Llévate de mí, que yo tengo más calle que un concho”
No hay GPS que supere el sexto sentido de una madre dominicana. Si te dice que no te conviene… créelo.