Si pensabas que la adolescencia ya era lo suficientemente complicada, Adolescence, la nueva miniserie británica de Netflix, te hará replantearlo todo. En solo cuatro episodios, esta historia sobre un asesinato juvenil ha capturado la atención del público y se ha convertido en un fenómeno viral. Desde su estreno el pasado jueves, la serie ha acumulado más de 24,3 millones de visualizaciones y ha generado intensas conversaciones sobre su impactante trama y su enfoque crudo de la realidad.
Una historia que hiela la sangre
La serie sigue a Jamie Miller, un niño de 13 años acusado del homicidio de su compañero de clase, interpretado por Owen Cooper en su debut como actor. La tensión es constante, adoptando un estilo más teatral y minimalista, donde cada escena se siente como una bomba de tiempo. Gran parte de su impacto viene de su narrativa pausada pero inquietante, en la que se exploran temas como la violencia juvenil, la fragilidad emocional y la desesperación de los padres que no logran comprender a sus hijos.
El episodio que dejó a todos sin aliento
Uno de los momentos más comentados de la serie es el interrogatorio entre Jamie y un psicólogo infantil, en el que se intenta descifrar qué llevó al niño a cometer el crimen. La tensión se construye de manera magistral, logrando que el espectador se sienta atrapado en la misma angustia que los personajes. La serie ha sido comparada con Baby Reindeer, otro éxito británico de Netflix, aunque Adolescence se diferencia por su enfoque más observacional y menos introspectivo.
Una historia que toca una herida abierta
El mayor acierto de Adolescence es su capacidad para reflejar los miedos de los padres de hoy. Mientras generaciones anteriores creían que «esto nunca le pasaría a mi hijo», la serie plantea la aterradora posibilidad de que cualquier familia pueda verse envuelta en una tragedia de este tipo. Su éxito no solo radica en su impecable ejecución, sino en la sensación de incomodidad y reflexión que deja en quienes la ven.
