EsquinaRD. – Ustedes sintieron eso, ¿verdad? Ese corrientazo que te avisa que el mundo del cine se va a virar otra vez. Pues sí: se abrió la preventa de Avatar y Pandora nos está llamando por nombre y apellido. Y nosotros, ya estamos haciendo fila.
Desde temprano, el cine parecía una selva azul: luces, murmullo, chamaquitos tirándose fotos con el afiche, gente sudando pero con ese fresquito de emoción que solo se siente cuando algo grande llega. Porque mi hermano, los boletos de Avatar: Fuego y Cenizas ya están a la venta, y el que pestañee pierde.
Nos miramos entre todos, como diciendo: “¿Volvemos a Pandora?”… eso ni se pregunta.
Ahí estaba el póster, brillando como si tuviera vida propia. Jake Sully mirando para un horizonte encendido, Neytiri lista para el combate, y al fondo ese Clan de la Ceniza con cara de “si nos miras mucho, te chamuscamos”. Se armó el corredero:
“Esos son los nuevos villanos, ¿oíste?”
“Dicen que dura tres horas y pico.”
“Cameron no viene a relajar.”
Tres horas y quince minutos. Lo que dura un viaje Santo Domingo–Barahona… pero con flechas en 3D, explosiones y criaturas que uno quisiera adoptar pero no puede.
Dicen que esta vez veremos una Pandora caliente, volcánica, con cenizas flotando como nieve sucia de pelea. Un barrio salvaje donde nadie duerme sin mirar pa’ atrás.
El estreno sigue siendo el 18 de diciembre, ese día que ya huele a leyenda. Pero hoy—hoy, mi gente—es el día en que Pandora nos abrió la puerta otra vez.
Y nosotros entramos sin pensarlo dos veces. Preparen la garganta y preparen el corazón porque si la preventa está así de caliente… imagínate la película.
Y como siempre: si vamos, vamos juntos.
