Después de tres días de deliberaciones, un jurado en Nueva York declaró este miércoles al rapero y empresario Sean “Diddy” Combs culpable de un delito vinculado a la prostitución. Sin embargo, fue absuelto de los cargos más graves que podrían haberlo llevado a cadena perpetua: tráfico sexual y crimen organizado.
El veredicto fue unánime. Diddy, de 55 años, fue hallado culpable de transportar personas —incluyendo novias y trabajadores sexuales— para encuentros sexuales pagos, lo que viola la Ley Mann federal. Esta condena puede costarle hasta 10 años de prisión.
¿Por qué lo acusaban?
La Fiscalía había acusado a Combs de usar su poder, dinero y reputación para manipular a sus parejas a participar en “maratones sexuales con drogas” junto a otros hombres, en algunos casos bajo coacción. El juicio se centró en si estas relaciones eran consentidas o forzadas.
El jurado decidió que no había pruebas suficientes para condenarlo por tráfico sexual ni por conspiración de crimen organizado, que eran los cargos más graves del proceso.
Reaccionó de Diddy al escuchar el veredicto
Al escuchar el veredicto, Combs alzó las manos en señal de oración y abrazó a su abogada. Más tarde, también se despidió de su familia con un beso al aire y un gesto al corazón antes de ser escoltado por los alguaciles.
Aunque parecía visiblemente más tranquilo por haber evitado una condena mayor, sabe que el panorama sigue complicado: su imagen pública y su carrera podrían no recuperarse del todo.
Los abogados del fundador de Bad Boy Records sostienen que los fiscales trataban de criminalizar el estilo de vida swinger de Combs. Dicen que su conducta, en todo caso, equivalía a violencia doméstica, no a delitos federales. Combs decidió no testificar.
¿Qué viene ahora?
El juez aún no ha fijado la fecha de sentencia, pero Diddy podría enfrentar hasta 10 años de prisión solo por el delito por el que fue condenado. Además, el caso deja secuelas irreversibles en su carrera como empresario, productor musical y figura pública.
Combs optó por no testificar en el juicio, y su defensa insistió en que sus prácticas sexuales eran parte de una vida swinger, no un crimen federal.