La tercera entrega del universo de Pandora se perfila como otro espectáculo visual que hará que valga la pena ir al cine, incluso si la historia sigue sin sorprender demasiado.
No hay que engañarse: lo nuevo de Avatar tiene toda la pinta de ser más de lo mismo. Pero ese “más de lo mismo” incluye tres horas de imágenes hipnóticas, mundos fantásticos y un despliegue técnico que sigue sin tener competencia.
El tráiler de Fuego y ceniza, que se presentó antes de Los 4 Fantásticos: Primeros pasos, ya está haciendo que los fans marquen el 19 de diciembre en rojo en el calendario.
Ahora toca fuego (literal)
Después del agua, llegan las llamas. Esta tercera parte presenta al violento Pueblo de las Cenizas, una nueva tribu que, con solo unos minutos de avance, promete robarse la película. A nivel narrativo no hay muchas sorpresas —Sully, Neytiri y su familia siguen igual—, pero en esta saga eso es casi lo de menos.
Puro orgasmo visual
Si algo ha demostrado Cameron, es que sabe cómo hacer que el cine se sienta como una experiencia. Los juegos con la profundidad de campo, las texturas, las partículas flotando, y el uso del 3D siguen siendo impresionantes. Fuego y ceniza apunta a empujar los límites técnicos una vez más, con la mano del director de fotografía Russell Carpenter y ese sello visual que solo Cameron sabe manejar.
¿Superficial? Puede ser. ¿Increíble? También.
Sí, puede que la historia no sea profunda. Puede que lo dramático pase sin mucho impacto. Pero Avatar 3 no necesita ser compleja para enamorar. A veces, el cine también es eso: sentarte en la butaca, ponerte las gafas 3D y dejarte llevar por un universo que te entra por los ojos y te vuela la cabeza.
