La palabra «leyenda» se queda pequeña a la hora de rendir homenaje a Silvia Pinal, la icónica actriz mexicana que falleció hoy en la Ciudad de México a los 94 años. Considerada un referente del cine y la televisión mexicana, su partida llega tras una serie de complicaciones de salud que se habían agravado en las últimas horas.
Cuando una mujer que hizo historia, vivió innumerables vidas, cumplió sueños y enfrentó tragedias, emprende su viaje final, el lenguaje se queda corto. Solo queda agradecer y recordar su legado, intentando retratar, aunque de manera imperfecta, lo que fue su paso por este mundo.
Desde joven, Silvia soñaba con ser cantante de ópera, pero la vida le tenía otros planes. Con apenas 16 años, se casó con el actor y director Rafael Banquells, quien le doblaba la edad y, aunque fue un matrimonio que terminó siendo más de apoyo que de romanticismo, le dio a Silvia su hija, Sylvia Pasquel.
Aunque el Bel Canto no fue su destino, su amor por las artes la llevó primero al teatro y luego al cine, en la llamada «era dorada» del cine mexicano. En esta época, compartió escenario con algunas de las más grandes figuras del cine, como Pedro Infante, Mario Moreno «Cantinflas» y Germán Valdés «Tin Tán». Fue una de las figuras más emblemáticas, aclamada por su talento y por la profundidad con que interpretaba a sus personajes.
Silvia Pinal no solo fue una actriz; fue un símbolo de la cultura mexicana, una mujer que, con su vida, definió lo que es ser una verdadera leyenda.
Tomado de Los Angeles Times
