El traspaso de Rafael Devers a los San Francisco Giants marca un giro inesperado —pero no totalmente sorpresivo— en la temporada 2025 de MLB. Aunque el dominicano venía firmando una de sus mejores campañas ofensivas, la relación con los Boston Red Sox ya estaba fracturada. El conflicto interno, las decisiones técnicas mal gestionadas y la falta de comunicación fueron los ingredientes de un divorcio anunciado.
¿Dónde comenzó el conflicto que llevó al traspaso de Rafael Devers en 2025?
Todo se originó cuando los Red Sox movieron sus piezas durante el Spring Training. Primero, ficharon a Alex Bregman y le pidieron a Devers asumir el rol de bateador designado. Luego, con la lesión de Triston Casas, le solicitaron pasar a primera base.
Devers accedió a lo primero, pero se negó rotundamente a lo segundo.
Esa decisión detonó el quiebre. Desde entonces, las tensiones aumentaron.
Mal manejo y silencio desde la gerencia
Lo que más incomodó a Devers fue la falta de comunicación clara. Se enteraba de cambios en su posición por terceros y sentía que se le cargaba la culpa del bajo rendimiento colectivo.
“Cuando dijo que no quería moverse a primera, se rompió todo”, explicó una fuente cercana al clubhouse.
Un contrato millonario no resolvió el fondo
Rafael Devers tenía un contrato de $313 millones hasta 2033 y estaba produciendo: .906 de OPS, 15 cuadrangulares y 58 carreras empujadas en 73 juegos. Sin embargo, en Boston priorizaron la cultura de vestuario por encima del rendimiento individual.
Es la misma lógica que aplicaron con Mookie Betts y Xander Bogaerts: dejar ir grandes nombres para iniciar una reconstrucción.
Rafael Devers en San Francisco: ¿nuevo comienzo?
Con su llegada a los Giants, Devers se suma a un equipo en ascenso y con necesidad urgente de poder ofensivo. Para Boston, se cierra una era; para el dominicano, se abre la oportunidad de liderar sin fricciones ni rotaciones incómodas.
En resumen:
San Francisco apuesta por su explosión ofensiva para la segunda mitad del año.
Rafael Devers fue traspasado a los Giants en 2025 tras rechazar cambio de posición y por conflictos con la gerencia.
El contrato de $313 millones no evitó su salida.
Boston repite patrón: dejar ir figuras clave para rehacer el proyecto.