El equipo más caro de la NBA fracasó rotundamente. Los Phoenix Suns, con un trío estelar compuesto por Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal, quedaron fuera de la postemporada tras perder 125-112 ante el diezmado Oklahoma City Thunder. La derrota selló su octavo revés consecutivo, todos por doble dígito.
El desastre es evidente. Phoenix terminó con marca de 35-45 y ni siquiera logró un puesto en el torneo de play-in. Hace apenas tres años, el equipo llegó a las Finales de la NBA. Hoy, tras grandes inversiones y fichajes rimbombantes, se hunde en una crisis profunda.
“Cuando tienes una temporada tan mala, es por muchas razones”, admitió Booker. “Lo más frustrante es haber estado tan cerca antes y ahora volver a esto”.
El experimento con Durant y Beal nunca funcionó. En dos temporadas juntos, el equipo no se acercó a su potencial. El año pasado terminaron con 49 victorias y fueron barridos en primera ronda por Minnesota. Ahora, ni siquiera llegaron a playoffs.
Durant, a sus 36 años, jugó a un alto nivel con 26.6 puntos por partido, pero Beal pasó gran parte del año lesionado y el técnico Mike Budenholzer nunca logró establecer una rotación estable. La debacle comenzó tras un arranque prometedor de 8-1. Durant se lesionó la pantorrilla y el equipo entró en picada. Cuando volvió, los Suns jamás recuperaron su nivel.
Las consecuencias serán drásticas. Budenholzer podría no seguir en el banquillo. Se esperan cambios en la plantilla. Solo Booker parece intocable.
“Saltamos un paso importante”, reconoció el escolta. “Debemos aprender de cada victoria y derrota, mejorar cada día sin importar las circunstancias. No lo hicimos de forma consistente”.
Phoenix pasó de aspirante al título a un fracaso rotundo. La offseason será crucial para definir el futuro de la franquicia.
