Es doloroso observar los siguientes números:
- Novato del Año en la Liga Nacional (NL) en 1963.
- MVP de la Liga Nacional en 1973.
- MVP de la Serie Mundial en 1975.
- Campeón de la Serie Mundial en tres ocasiones (1975, 1976 y 1980).
- 17 veces All-Star.
- Ganador de 2 Guantes de Oro.
- Tres veces campeón de bateo.
- 4,256 hits, el mayor número en la historia de la MLB.
Y pensar que, a pesar de todos estos logros, Pete Rose nunca será reconocido formalmente por la MLB debido a su implicación en apuestas.
Un legado manchado
Rose se retiró tras una de las carreras más prolíficas y sorprendentes en las Grandes Ligas. Fue el jugador con más hits en la historia del béisbol, liderando varios departamentos en los Cincinnati Reds: juegos disputados (2,722), apariciones al plato (12,344), carreras anotadas (1,741), hits (3,358), sencillos (2,490), dobles (601) y bases por bolas recibidas (1,210). Estos impresionantes números lo llevaron a ser inducido al Salón de la Fama de los Rojos de Cincinnati en 2016.
La mancha en su carrera
Sin embargo, su legado quedó empañado cuando se reveló que Rose había apostado en juegos de béisbol mientras dirigía a los Cincinnati Reds en 1989. Este escándalo afectó gravemente su reputación y le cerró las puertas para ser exaltado al Salón de la Fama de la MLB. Aunque sus contribuciones al deporte son innegables, las reglas de la MLB han sido estrictas respecto a su implicación en las apuestas.
Reflexión final
A pesar de la controversia, es imposible ignorar el impacto que Pete Rose tuvo en el béisbol. Mientras algunos lo recuerdan por sus impresionantes logros, otros no pueden olvidar el error que cometió y cómo afectó su legado. La historia de Rose sirve como recordatorio de que incluso las carreras más brillantes pueden verse ensombrecidas por un mal juicio.
