Mikal Bridges se ganó su reputación como el “Iron Man” de la NBA al disputar 556 partidos consecutivos, la racha activa más larga de la liga. Mantuvo esa durabilidad con disciplina y consistencia, y su fortaleza física potenció su impacto con los New York Knicks durante la temporada 2024-2025.
Desde que llegó a los Knicks en julio de 2024, Bridges transformó su rol. Pasó de ser la figura principal en los Brooklyn Nets a convertirse en un engranaje esencial en el sistema de Nueva York. Aunque al principio enfrentó desafíos al asumir una función más complementaria, respondió con entrega y disciplina. Esa mentalidad le permitió brillar en los momentos decisivos. En el Juego 4 ante los Boston Celtics, anotó 23 puntos —10 de ellos en el último cuarto— y lideró la victoria 121-113 que dejó a los Knicks a un paso de las Finales de Conferencia.
Bridges también dominó en defensa. Junto a OG Anunoby, formó una pareja que frustró a las estrellas de los Celtics, Jayson Tatum y Jaylen Brown. Interceptó balones, desvió tiros y selló jugadas en momentos determinantes de la serie, como en los cierres de los Juegos 1 y 2, donde sus recuperaciones marcaron la diferencia.
Incluso al final de la temporada regular, Bridges dejó clara su determinación de mantener viva su histórica racha. En ese último partido, jugó apenas seis segundos, cometió una falta intencional y salió, asegurando así su aparición sin afectar la estrategia del equipo rumbo a los playoffs.
Con su ética de trabajo, resiliencia y protagonismo en instantes clave, Mikal Bridges no solo sostuvo su racha como símbolo de durabilidad. También se convirtió en una pieza vital para los Knicks, tanto dentro como fuera de la cancha.
