Los Angeles Lakers brillan noche tras noche con su nuevo dúo dinámico de LeBron-Luka, que deslumbra cada vez que pisa la cancha. El equipo se convirtió en un serio contendiente al campeonato después de aquel famoso 2 de febrero, fecha que sus fanáticos jamás olvidará.
Luego de que Rob Pelinka consiguiera a Doncic en un intercambio con Dallas Mavericks por Anthony Davis, el equipo angelino cambió para bien. Algo un poco contrastante al plano planteado por el GM de Dallas, Nico Harris, el cual esperaba que su conjunto mejorase en defensa. Lo que sí sucedió, pero para los diecisiete veces campeones de la NBA, que ahora se plasman con uno de los mejores ratings defensivos entre las 30 franquicias.
A pesar de que tanto James como el esloveno tienen un juego en el que tocan el balón durante gran parte del partido, la química que consiguen en cancha los hace imparables. En propias palabras de Bron ¨Luka es un mariscal de campo natural y yo soy un receptor natural¨, refiriéndose a su buen entendimiento durante los partidos. Verlos jugar nos hace pensar que tienen más de un año siendo compañeros.
El entrenador J.J. Redick es director de esta gran orquesta, en la que entiende a la perfección las cualidades de cada uno de sus jugadores. El regreso de Jarred Vanderbilt, la adquisición de Dorian Finne-Smith y el progreso de Rui Hachimura y Jaxson Hayes hacen que el dirigente de los laguneros pueda mostrar sus dotes defensivos. A pesar de perder a Davis, el capataz angelino logró que toda la escuadra se comprometiera a full mientras no tienen el balón.
Unido a este buen tramo se integra la mejor versión ofensiva de Austin Reaves promediando 18 puntos y 6 asistencias por juego, creando un big three imponente. Quitando presión anotadora de las dos estrellas principales y creando un espacio para descansar a un LeBron.
Con Luka en el tabloncillo, los californianos se sienten en plena confianza, al tener un jugador que dirige, posiciona y alimenta al resto. Justo una de las carencias que se presentaron durante los días de D´Angelo Russell, mismas que no existieron en la etapa Rajon Rondo.
El número 77 es un base natural, con una capacidad anotadora impresionante. Además de una fina visión de juego con la que logra entender dónde sus compañeros pueden ser más efectivos. Esto trae como consecuencia que todos los de la plantilla sean peligrosos a la ofensiva. Desde Gabe Vincent hasta Dalton Knecht aportan disparos a la hora buena.
Lo que muchos no pensaban que podría ser, es precisamente la fortaleza de estos Lakers; LeBron-Luka jugando simultáneamente. El peligro es inminente cuando comparten cancha, su récord de 8-2 es solo una muestra de ello. Este equipo está para llegar lejos en los playoffs, al día de hoy ocupan la segunda posición del salvaje oeste.
De mantener el ritmo, la proyección podría extenderse hasta unas Finales de NBA, algo que hoy no parece descabellado pensarlo.
Y si quieres pensar en el futuro, Pelinka tiene luz verde para ofrecer el máximo a Luka este verano. Un mercado que traerá muchas posiblidades de adquirir un centro estelar que quiera unirse al trabuco que formarán los Lakers.