Los New York Knicks están en problemas. Tras caer 114-109 en el Juego 2 ante los Indiana Pacers, el equipo neoyorquino se encuentra 0-2 en las Finales de la Conferencia Este. Ahora deben ir a jugar dos partidos a domicilio, en una cancha donde los Pacers llegan con confianza, ímpetu y una racha de seis victorias consecutivas como visitantes desde la primera ronda.
La crisis de los Knicks no solo pasa por los números. Es una combinación de errores tácticos, desconexión defensiva y poco impacto de algunos de sus principales jugadores. Mientras Jalen Brunson carga con la ofensiva —sumó 36 puntos y 11 asistencias en el segundo encuentro—, otros elementos del quinteto no han respondido al nivel que exige una serie de esta magnitud.
Uno de los problemas más visibles ha sido la incapacidad del equipo para frenar a los llamados “actores de reparto” de los Pacers. Jugadores como Obi Toppin, Andrew Nembhard y Aaron Nesmith han tenido demasiada libertad para aportar desde el perímetro y en transición. La defensa de los Knicks, enfocada en frenar a Pascal Siakam y Tyrese Haliburton, ha dejado huecos que Indiana ha sabido aprovechar con inteligencia y dinamismo.
En ese sentido, el cuerpo técnico también ha quedado a deber. El manejo del reloj en el último cuarto del segundo juego fue cuestionable. Las rotaciones no ayudaron a frenar el impulso de Indiana, que dominó los minutos decisivos mientras los Knicks lucían sin ideas y con poco control del ritmo de juego.
Además, la serie exige que dos nombres clave den un paso al frente: OG Anunoby y Mikal Bridges. Hasta ahora, ambos han estado lejos de su mejor nivel. Anunoby, llamado a ser un factor determinante en ambos lados de la cancha, ha pasado desapercibido en los momentos de presión. Bridges, por su parte, necesita ser más agresivo en ataque y asumir mayor responsabilidad como segunda opción ofensiva.
El Juego 3, este domingo en Indiana, será decisivo. Los Knicks no solo juegan por mantenerse con vida en la serie; también buscan recuperar la confianza de un equipo que ha trabajado mucho para llegar hasta aquí, pero que está al borde de un colapso si no corrige pronto.
Queda por ver si Tom Thibodeau y su grupo pueden ajustar a tiempo. Porque si algo ha demostrado esta serie es que los Pacers no solo tienen estrellas: tienen profundidad, juventud y hambre. Y por ahora, eso está marcando la diferencia.
