Los Rojos de Cincinnati encontraron en Hunter Greene la chispa que necesitaban para imponerse a los Mets de Nueva York por marcador de 3-2. El joven lanzador ofreció una cátedra desde el montículo, ponchando a 12 bateadores en una de sus salidas más dominantes de la temporada.
Greene, considerado uno de los brazos más prometedores de las Grandes Ligas, combinó velocidad, control y efectividad para neutralizar la ofensiva de los Mets. Su recta, que alcanzó las 100 millas por hora en varias ocasiones, dejó sin respuestas a los bates rivales, que apenas pudieron conectarle un par de imparables de consideración.
La ofensiva de Cincinnati respaldó el trabajo de su abridor con carreras oportunas, destacando el aporte de Juan Soto, quien conectó un cuadrangular que acercó a los Mets en la pizarra, pero que no fue suficiente para revertir el dominio de los Rojos. El batazo de Soto, su número de la temporada, reafirma su estatus como uno de los bateadores más consistentes de la actualidad.
El bullpen de los Rojos también cumplió su rol, cerrando la puerta en los innings finales para asegurar una victoria valiosa que mantiene al equipo en la pelea por un lugar en la postemporada. La actuación de Greene deja claro que Cincinnati cuenta con un lanzador capaz de asumir un rol protagónico en el futuro cercano.
La noche en Nueva York fue un duelo de pitcheo, emoción y talento joven, pero el nombre que se llevó los reflectores fue Hunter Greene. Su desempeño no solo encendió a la fanaticada de los Rojos, sino que también consolidó su nombre entre los lanzadores más emocionantes de seguir en las Grandes Ligas.
