Rickey Henderson, miembro del Salón de la Fama y líder absoluto de bases robadas en la MLB, murió este sábado a los 65 años. La leyenda del béisbol dejó un legado imborrable tras una carrera de 25 temporadas, desde 1979 hasta 2003.
Henderson acumuló 3,055 hits, 297 jonrones y 1,115 carreras impulsadas. Su récord de 1,406 bases robadas, 2,295 carreras anotadas y 81 jonrones como primer bate siguen siendo los mejores en la historia de las Grandes Ligas. En 1990, ganó el premio MVP de la Liga Americana, fue convocado 10 veces al Juego de Estrellas y conquistó dos títulos de Serie Mundial con los Atléticos de Oakland (1989) y los Azulejos de Toronto (1993).
El Salón de la Fama de Cooperstown lo recibió en 2009 con la gorra de los Atléticos, equipo donde jugó 14 temporadas. En 1982, estableció el récord de 130 bases robadas en una sola campaña. El 1 de mayo de 1991, superó la marca histórica de Lou Brock al registrar su robo número 939.
Apodado “Man of Steal”, Henderson también vistió los uniformes de los Yankees de Nueva York, Padres de San Diego, Mets de Nueva York, Marineros de Seattle, Medias Rojas de Boston, Angelinos de Anaheim y Dodgers de Los Ángeles. Su velocidad y estilo único lo convirtieron en uno de los jugadores más electrizantes de todos los tiempos.