Santo Domingo.–La Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2025 (FILSD) abre hoy sus puertas, una cita que convierte a la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte en epicentro de letras, ideas y creatividad. Desde este 25 de septiembre al 5 de octubre, la feria se perfila como un espacio de encuentro donde el país reafirma su vocación cultural y literaria ante el mundo.
En esta vigesimoséptima edición, dedicada al historiador Frank Moya Pons, la literatura infantil ocupa el lugar central, con un programa que supera las 600 actividades, entre estas, presentaciones de libros, talleres, charlas, conferencias y coloquios que celebran la diversidad de la palabra escrita.
Supervisión de los preparativos
A horas de la inauguración, el ministro de Cultura, Roberto Ángel Salcedo, recorrió el recinto ferial acompañado de viceministros y directores de distintas áreas, verificando los últimos detalles en los 15 pabellones temáticos, los auditorios y las salas que recibirán tanto a escritores nacionales como a invitados internacionales.
El itinerario incluyó paradas en el Pabellón de Editoriales, el Paseo de la Lectura, el Pabellón Infantil, el Pabellón del Cómic y las instalaciones de la Biblioteca Nacional, donde se ubicará la Red de Ferias y Festivales de Latinoamérica, invitada de honor de esta edición.
Una feria de referencia regional
Salcedo valoró el esfuerzo del equipo organizador e instó a crear un ambiente acogedor para los visitantes. Al mismo tiempo, subrayó la meta de consolidar la FILSD como parte del circuito internacional de ferias, de manera que Santo Domingo se convierta en referente para la región caribeña y latinoamericana.
La infraestructura ya está lista para recibir a miles de visitantes: tres salas de conferencias, dos auditorios y más de un centenar de espacios para la literatura infantil y escolar, reflejan el alcance de un evento que trasciende lo local.
Un llamado a vivir la experiencia
La FILSD no es sólo un escaparate de libros, sino una fiesta de la cultura que fortalece la identidad dominicana. Entre sus páginas, pasillos y pabellones, se cruzan generaciones, se descubren autores y se tejen historias que reafirman a la lectura como puente hacia el futuro.
