La temporada ciclónica no es un asunto lejano ni ajeno: estar preparados puede marcar la diferencia entre el riesgo y la seguridad. Prevenir, actuar con calma y recuperarse de manera organizada son las tres fases clave para cuidar la vida, los bienes y la comunidad.
• Antes de un huracán – Prepararse es salvar vidas
La preparación empieza mucho antes de que el viento sople.
Mantente informado siguiendo los boletines del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y el Instituto Dominicano de Meteorología (Indomet). La radio, la televisión y las aplicaciones oficiales son tus aliadas. Recuerda: que una vigilancia significa posible impacto en 48 horas, un aviso es impacto probable en 36 horas o menos.
Organiza un plan familiar: define rutas de evacuación y puntos de encuentro, acuerda cómo comunicarse si se separan y localiza el albergue más cercano (de ser necesario).
Prepara un kit de emergencia con agua (mínimo 4 litros por persona y por día), alimentos no perecederos, linterna y radio con pilas, botiquín, documentos importantes en bolsas impermeables, dinero en efectivo, ropa cómoda, cargadores portátiles, artículos de higiene, mascarillas y, si hay niños, juguetes o libros.
Asegura tu vivienda: refuerza techos y ventanas, guarda objetos que puedan salir volando, limpia drenajes y desagües, y si vives en zona inundable, sal a un albergue a la primera alerta.
Protege tu vehículo llenando el tanque, guardándolo lejos de árboles o postes y dejando llaves y documentos en tu kit.

• Durante el huracán – Mantente a salvo
Cuando la tormenta o huracán llegue, la prioridad es resguardarse.
Si estás en casa, busca el lugar más seguro: sin ventanas, de preferencia un baño o pasillo central. Aléjate de vidrios, mantente informado por radio de pilas, usa linterna en vez de velas y reserva el teléfono solo para emergencias.
Si te encuentras en un refugio, sigue las indicaciones del personal, mantén tus pertenencias seguras y colabora para conservar el orden.
Si debes evacuar, hazlo solo si las autoridades lo indican, sigue las rutas oficiales y lleva tu kit y documentos. Nunca cruces áreas inundadas.
Precauciones vitales: no salgas durante el “ojo del huracán” —es una pausa falsa— y mantente lejos de cables eléctricos caídos u objetos metálicos expuestos.
• Después del huracán – Recuperarse con seguridad
El fenómeno atmosférico pasó, pero el cuidado continúa.
Primero, verifica que sea seguro salir. Espera la confirmación oficial, y no regreses a tu hogar (si estabas en un refugio), si hay inundaciones o estructuras inestables.
Evalúa daños: revisa la casa antes de entrar, no enciendas luces hasta descartar fugas de gas o cables sueltos, y usa zapatos y guantes para limpiar.
Cuida tu salud: hierve o desinfecta el agua antes de beber, descarta alimentos dañados o sin refrigeración, y evita aguas estancadas.
Mantente comunicado, informa a familiares y reporta peligros como cables caídos o fugas.
Sé solidario: ayuda a vecinos en necesidad, especialmente personas mayores o con discapacidad, y colabora en la limpieza comunitaria.
Finalmente, aprende de la experiencia: ajusta tu plan, repón lo que se usó del kit y fortalece la preparación para la próxima temporada.
En cada fase, la información oficial y la organización personal son tu mejor defensa. Un huracán no se detiene, pero sí podemos reducir su impacto si actuamos con previsión, calma y solidaridad.